La crisis generada por Covid-19 reafirmó la relevancia de los servicios públicos en la vida de las personas y para las economías. En particular, garantizar el acceso a la energía en esas condiciones imprevistas constituyó una de las principales preocupaciones de los gobiernos y de los actores públicos y privados del sector energético durante los años 2020 y 2021. En este contexto, los países de la región debieron desarrollar acciones innovadoras para que los diferentes consumidores pudieran seguir teniendo un acceso adecuado a la energía. Esto resultó especialmente complejo por el hecho de que la crisis sanitaria afectó el funcionamiento de las propias empresas del sector. Asimismo, las dificultades económicas de familias y empresas ponían en riesgo la cadena de pagos y, por ende, la estabilidad financiera de las empresas energéticas y la sostenibilidad de todo el sistema.
Como todas las crisis, este hecho inusual generó un conjunto de aprendizajes y experiencias positivas que resultaba interesante identificar y organizar con el objetivo de construir una caja de herramientas para enfrentar futuros eventos disruptivos y desarrollar sistemas energéticos más resilientes. Esta tarea se emprendió como una iniciativa de Bienes Públicos Regionales (BPR) llamada “De la crisis COVID-19 a la Resiliencia: Caja de Herramientas para Actores del Sector de Agua, Saneamiento y Energía en América Latina y el Caribe”. De esta participaron actores del sector de energía de 7 países: Bolivia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Guyana, Honduras y Panamá.
Gracias a las actividades desarrolladas en el marco de esta iniciativa, hoy contamos con datos claves que nos permiten tener una imagen del impacto de la pandemia sobre el sector energético regional y las principales medidas implementadas para mitigar dicho impacto. En el trabajo realizado conjuntamente entre el BID y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE ) y con el apoyo de los representantes de los 7 países, se recopiló y estructuró la información más relevante en relación a los consumidores de energía y a las propias empresas energéticas, así como las consecuencias de este particular contexto sobre el proceso de transición energética. La actividad se realizó utilizando únicamente datos abiertos oficiales y públicamente disponibles.
En relación con los consumidores, la caja de herramientas permite a los usuarios identificar qué tipo de medidas adoptaron estos 7 países para garantizar el acceso a la energía durante los años 2021 y 2022. Las medidas se clasificaron en tres tipos:
1. Eliminación temporal del corte de energía en caso de falta de pago de la factura;
2. Ajustes a los mecanismos de pago, tales como la ampliación del plazo de pago, la eliminación de multas y recargos, así como planes de pago para ponerse al día (ver Imagen No. 1); 3. Reducción de los precios de la energía, ya sea por eliminación de impuestos, cargos fijos o directamente reduciendo un porcentaje del valor de la energía.
En cuanto a las empresas, la caja de herramientas analizar las principales el efecto de la crisis del Covid-19 sobre las distribuidoras de electricidad de los países que participaron en este BPR. En primer lugar, cuenta con un módulo/sección que permite comparar la evolución de las principales variables económicas y financieras entre 2017 y 2019, y los años 2020 y 2021: costos totales, cuentas por cobrar, cuentas por pagar, gastos totales, ingresos totales y resultado bruto (Ver Imagen No. 2). Por otro lado, la herramienta recopila las medidas que implementaron algunos países para recomponer el desequilibrio económico sufrido por las empresas energéticas a raíz de la pandemia, como exoneraciones impositivas, líneas de crédito, la eventual necesidad de recurrir a medidas propias de cada empresa, entre otras.
Finalmente, la caja de herramientas también permite analizar el impacto del Covid-19 en los procesos de transición energética de los países participantes en el estudio. El trabajo permite visualizar la variación de un conjunto de variables entre los años pre-pandemia (2017, 2018 y 2019) y el 2020 y 2021: evolución del índice de renovabilidad (porcentaje de energía renovable sobre el total de la energía consumida, ver imagen No.3), tanto para la matriz eléctrica como para la matriz global de energía primaria consumida por cada país; la evolución de la capacidad de generación eléctrica instalada renovable y no renovable; y el número de nuevos contratos de generación renovables firmados en cada año.