En plena guerra desencadenada por la invasión ilegal de Rusia a Ucrania —una agresión que continúa cobrándose miles de vidas civiles y ha arrasado ciudades enteras—, se ha anunciado una colaboración inédita entre el importante fabricante automovilístico francés, Renault, y una empresa del sector defensa para iniciar la producción de drones en territorio ucraniano.

La producción se establecerá lejos de las zonas de combate y estará a cargo de personal ucraniano, cuya experiencia en el desarrollo y empleo estratégico de sistemas no tripulados ha sido reconocida incluso por socios internacionales. El ministro de Defensa francés subrayó que no será necesario enviar técnicos franceses, ya que los ucranianos “son mejores que nosotros en diseñar drones y en desarrollar las estrategias asociadas”. Esta confianza en la capacidad local refuerza la autonomía tecnológica del país y muestra un respeto profundo hacia el talento ucraniano.

Aunque la compañía francesa aún no ha confirmado públicamente su participación definitiva, se ha reconocido que existen conversaciones en curso con el gobierno francés. Este proyecto es un paso firme en la consolidación de la industria de defensa ucraniana, al mismo tiempo que sienta las bases de una cooperación sólida entre los sectores civil y militar de ambos países.
Los drones, que ya se han convertido en un pilar fundamental de la guerra moderna, permiten realizar tareas de vigilancia, reconocimiento y ataque con gran eficacia, minimizando el riesgo para los soldados. En el caso de Ucrania, su desarrollo y uso se han intensificado, dando lugar a operaciones de gran escala con resultados estratégicos contundentes.

Operación Spider Web, un punto de inflexión de la mano de Ucrania
Un claro ejemplo de ello es la Operación Spider Web, llevada a cabo el 1 de junio de 2025. Esta operación, coordinada por la SBU bajo la supervisión directa del presidente Zelenskyy, consistió en el despliegue de 117 drones FPV ocultos en camiones que transportaban contenedores disfrazados de módulos móviles. Los vehículos cruzaron miles de kilómetros hasta alcanzar bases aéreas rusas estratégicas: Belaya (Irkutsk), Olenya (Múrmansk), Diáguilevo (Riazán), Ivanovo‑Severny (Ivanovo) y Ukrainka (Amur). Como resultado, se destruyeron o dañaron más de 40 aeronaves militares rusas, incluidos bombarderos Tu‑95, Tu‑160, Tu‑22M3, y al menos un avión de alerta temprana A‑50, con un coste estimado de 7 000 millones de dólares en pérdidas para Moscú. Esta ofensiva degradó de forma considerable la capacidad rusa de lanzar misiles de largo alcance y supuso un golpe psicológico y logístico profundo.

La Operación Spider Web confirmó que los drones no solo son una herramienta táctica, sino una fuerza transformadora en la guerra contemporánea. Ucrania ha demostrado que, con inteligencia, innovación y determinación, puede alterar el equilibrio de poder frente a un enemigo numéricamente superior. La producción conjunta con Francia refuerza esa capacidad, y muestra que defender la soberanía de Ucrania es también defender la estabilidad y la seguridad en toda Europa.
