Conexiones inteligentes para la transición energética en América Latina y el Caribe

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Durante las últimas dos décadas se ha presentado un crecimiento significativo de las energías renovables en nuestra región. Esta revolución fue liderada inicialmente por Brasil, Chile y México, que en su momento se beneficiaron de economías de escala cuando el costo de la electricidad de estas fuentes disminuyo, algo que se replicó posteriormente en otros países de la región.

Según datos de BNEF la capacidad de energía eólica aumentó casi 17 veces entre 2011 y 2020. La solar fue aún más extrema: creció más de 1300 veces durante este período. Como resultado de este crecimiento acelerado, en 2021, la energía solar y eólica ya cubrían el 11% de la demanda total de electricidad de la región.

En Uruguay, por ejemplo, la matriz energética representaba solo 0.2 MW de energía solar y eólica en 2007. En 2022, superó los 1800 MW y abasteció el 36% de la demanda nacional, un caso excepcional de esta rápida transición.

Sin embargo, existe una falta de infraestructura de transmisión adecuada para transportar esta nueva generación renovable. Según la Agencia Internacional de Energía, las inversiones en energías renovables se han duplicado desde 2010, alcanzando casi 600 mil millones en 2022.

Sin embargo, la inversión global en redes eléctricas se ha mantenido en alrededor de US$300 mil millones anuales durante los últimos cinco años. Solo para cumplir con los objetivos climáticos nacionales a nivel global para 2030, las inversiones en redes deben duplicarse a US$600 mil millones anuales. En América Latina, las inversiones deberían triplicarse para 2030 o sextuplicarse para 2050.

La falta de infraestructura de transmisión produce cuellos de botella y restricciones al flujo de la electricidad hacia los consumidores. Además, en los llamados mercados eléctricos nodales (con tarifas que dependen del lugar donde se genera la energía), la falta de transmisión hace que los precios alcancen cero en ciertos nodos debido a la saturación del sistema, dejando a las generadoras con dificultades financieras al no generar suficientes ingresos. Este es un problema común en el norte de Chile, pero también en Argentina, Panamá y otros países.

Energía sin fronteras

El Grupo BID define tres líneas clave de acción para aprovechar el papel fundamental de la transmisión en la transición energética de la región:

  1. Financiar infraestructura de transmisión, con rapidez y a escala, a nivel nacional y regional.
  2. Valorar con herramientas analíticas la contribución de los activos de transmisión a la descarbonización.
  3. Optimizar el rendimiento de las redes de transmisión existentes con tecnologías innovadoras.

En primer lugar, desde el lado financiero, en las últimas dos décadas el sector público del BID ha invertido más de 3 mil millones en iniciativas de redes nacionales y regionales. Estas incluyen un préstamo de US$1.140 millones en Argentina para apoyar la descarbonización de su sector energético, construir redes de transmisión, y mejorar la integración de más energía eólica y solar.

El BID también prestó US$260 millones a Paraguay para apoyar el Plan Nacional de Desarrollo mediante la expansión de su sistema de transmisión de electricidad y medidas para garantizar su resiliencia.

Además, se ha dado un paso significativo para respaldar la interconexión regional, con un préstamo de US$125 millones para apoyar la expansión de la capacidad de interconexión entre Perú y Ecuador. Este esquema de asociación público-privada (APP) incluye financiamiento público del BID y el BEI para la sección ecuatoriana, mientras que la sección peruana necesitará financiamiento sin garantía soberana (que BID Invest está analizando). Este es un valioso ejemplo del impacto que el Grupo BID generaría a partir de la acción coordinada de sus brazos público y privado.

En el sector privado, BID Invest ha respaldado el desarrollo de líneas de transmisión, con financiamiento total de US$500 millones y 680 km de líneas, especialmente en Uruguay (Melo-Tacuarembó, Tacuarembó-Salto y Cardal-Punta del Tigre) para expandir y proporcionar confiabilidad a la red de transmisión al tiempo que transporta más energía renovable.

BID Invest también se encuentra estructurando otra línea de transmisión en Colombia y buscando una mayor interconexión regional entre Panamá y Colombia de la mano del sector público.

Foto: Línea de transmisión Melo-Tacuarembó, en Uruguay, financiada por BID Invest y BBVA

En segundo lugar, con foco en cuantificar impacto, BID Invest desarrolló una herramienta analítica para determinar la contribución de los activos de transmisión a la descarbonización. El Certificado de Línea de Transmisión Verde mide, entre muchos otros aspectos, el porcentaje de energía renovable transmitido a través de una línea, determinando así si es “verde”.

Foto: Los proyectos GET muestran aumentos de 30-50% en la capacidad de transmisión en líneas existentes.

Activado hace tres años, el certificado está disponible para desarrolladores y se otorgó por primera vez a la línea de transmisión Tacuarembó-Salto en Uruguay. Se espera que este certificado basado en activos catalice más inversión de impacto hacia la transmisión.

En tercer lugar, el Grupo BID apoya nuevas tecnologías para optimizar los activos de transmisión existentes y aumentar su capacidad. Esto es crucial para la transición energética, y hacer que los activos ya construidos funcionen de manera óptima mientras otras nuevas líneas ingresan a la red. Esta se constituye en una clara victoria rápida en el proceso de ponerse al día con la infraestructura de transmisión.

Algunas de estas tecnologías se conocen desde hace décadas, pero gracias a los avances recientes en digitalización e inteligencia artificial, su uso se ha vuelto más extendido. Bajo el nombre genérico de Tecnologías de Mejora de Redes (o GET* por sus siglas en inglés), estas tecnologías pueden ser muy eficientes para solucionar cuellos de botella en la red, acortar plazos de interconexión, aplazar actualizaciones costosas, reducir la perdida de energía, aumentar la confiabilidad del sistema, e integrar más energía renovable al sistema. También podría beneficiar potencialmente al usuario final, reduciendo la factura eléctrica.

A nivel mundial, los proyectos GET muestran aumentos de 30-50% en la capacidad de transmisión en líneas existentes. Simplemente a través del monitoreo en tiempo real de variables climáticas (como la temperatura) o variables eléctricas de la red que se asumían constantes o muy conservadoras en el diseño de las líneas, se establecen diferencias que pueden facilitar flujos de electricidad significativamente más altos.

Otra opción muy atractiva para expandir rápidamente la capacidad de transmisión es reemplazar los conductores de núcleo de acero actuales con conductores avanzados que tienen un núcleo de materiales compuestos más delgados y resistentes, capaces de transmitir hasta el doble de potencia.

En colaboración con empresas tecnológicas de vanguardia, BID Invest está iniciando iniciativas en Colombia, Uruguay y Ecuador para aplicar estas nuevas tecnologías a la red existente y a proyectos específicos para mejorar el rendimiento y reducir los costos de mantenimiento.

Buscando socios de desarrollo

Desde el Grupo BID, buscamos constantemente socios de desarrollo para recorrer este camino juntos y lograr esta transición tan necesaria en América Latina y el Caribe. Nuestro enfoque integral abarca desde el diálogo público sobre regulación, modelos de negocio basados en ejemplos exitosos, hasta la provisión de instrumentos sostenibles por parte del sector privado para financiar la expansión de la infraestructura de transmisión e incentivar una mayor eficiencia en la red existente.

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