Un futuro bajo en carbono requiere un aumento sustancial en la producción de minerales y metales. Para asegurar el cumplimiento de objetivos de desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, esta mayor producción debe ser motor de una transformación productiva generadora de empleo de calidad, de mayores capacidades tecnológicas y de la implementación de mejores y más efectivas prácticas para proteger el ambiente y las comunidades.
En ese sentido, los países que hagan un esfuerzo por identificar y aprovechar las oportunidades que este contexto implica podrán capturar en mayor medida el valor compartido que se puede generar en torno a la minería, implementando los ajustes necesarios para hacerlo posible. En efecto, nos encontramos frente a una nueva ventana de oportunidad que se cerrará más temprano que tarde y que exige de manera urgente actuar de forma colectiva para liderar el tránsito hacia una minería que además de competitiva y segura, sea inteligente, inclusiva y sostenible.
Frente a esta ventana de oportunidad, el BID trabaja bajo la Visión 2025, su hoja de ruta para una recuperación económica sostenible e inclusiva, en cinco áreas prioritarias, siendo una de ellas la lucha contra el cambio climático. Bajo esa guía, es importante impulsar las inversiones necesarias para suplir a la región de los materiales esenciales para poder descarbonizar la economía global, generar beneficios y mejorar vidas. A su vez, es importante impulsar condiciones institucionales óptimas para que la minería promueva el desarrollo de encadenamientos insertados tanto en los territorios donde se desarrolla la actividad minera como en cadenas globales de valor.
Fuente: basado en Jorge Katz (presentación Carlota Perez)
El pasado 26 de abril, el BID sostuvo el primer evento de su serie Minería Sostenible: Oportunidades y Desafíos para América Latina y Caribe Próspera con la conferencia magistral de la investigadora Carlota Perez, profesora honoraria en el Instituto para la Innovación y el Propósito Público (IIPP) del University College London y en la Unidad de Investigación de Políticas Científicas de la Universidad de Sussex. La profesora Pérez estudia la configuración mutua del cambio técnico y la sociedad y las lecciones que brinda la historia de revoluciones tecnológicas para el crecimiento y el desarrollo económico. Su conferencia se puede encontrar íntegra en este enlace.
Luego de la presentación, la audiencia planteó preguntas a la profesora y resaltamos aquí algunas de sus respuestas. Sobre el trabajo con gobiernos para crear planes de desarrollo nacional y de localidad, la profesora Perez recomendó “empezar por lograr consenso sobre su necesidad (con base en instituciones diseñadas para ello) y luego contar con personal de muy alto nivel capaz de presentar alternativas de desarrollo a cada nivel.”
Discutiendo la responsabilidad de las empresas mineras con comunidades locales e indígenas, Carlota Perez opinó que “ese es uno de los puntos cruciales de la idea de convertir cada proyecto minero en un proyecto de desarrollo” argumentando que “hay que poner sobre la mesa todos los intereses en juego y reconocer que la explotación del recurso tiene que beneficiar a las empresas, a la comunidad y al país.” Por ello, esgrime Perez, “es importante tener presente que se debe evitar establecer relaciones de tipo transaccional entre empresas, comunidades y estado, que llevan comportamientos rentistas pasivos y un pobre desarrollo capacidades locales, fundamentales para un desarrollo sostenible. Las empresas mineras tendrán que demostrarle a la comunidad nacional que pueden contribuir al desarrollo en todas sus dimensiones.”
Además, añade que “una de las ventajas de las tecnologías de la información es que, a diferencia de la fuerza homogeneizadora de la revolución de la producción en masa, son capaces de ‘customizar’ sus productos y sus servicios.” En ese sentido entonces, “como cada cultura es distinta, cada solución local también lo será. Hay que estar dispuestos a proveer la ayuda y el financiamiento necesarios para que aumente su bienestar, dado que se está sacando beneficio de lo que ha estado en su espacio vital y natural. No es fácil, pero se hace aún más difícil si hay una historia previa de incomprensión y enfrentamiento. Ganarse su confianza (y merecerla) es el comienzo de la solución.”
Finalmente, sobre el rol de los gobiernos de la región para incentivar proyectos mineros sustentables, la profesora Perez afirma que “será la demanda la que exigirá minerales ‘verdes’ y eso se manifestará en mayores exigencias y en un alza de precios aceptada como respuesta a la inversión requerida. Pero hay que tomar en cuenta que una de las metas de los países consumidores va a ser también la reducción del consumo de material por unidad de producto, el uso de materiales reciclados y de bio-materiales alternativos. Por eso les interesará que suban los precios relativos para inducir la innovación en esa dirección.”
Hoy, América Latina y el Caribe está a tiempo de aprovechar su capital natural y desarrollar soluciones sostenibles para mitigar y adaptarse al cambio climático. Las ideas plasmadas en la conferencia reafirman que, si las condiciones institucionales y las prácticas corporativas son adecuadas, la actividad minera puede ser un motor de desarrollo de productos y servicios de altísimo valor agregado y complejidad. Adoptando la automatización, la robótica y la digitalización, la minería puede impulsar la transición hacia la electromovilidad, la economía circular, y un aún mayor desarrollo de energías renovables.