Declaraciones presidente Biden durante la Cuarta Cumbre Empresarial de las Américas

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Los Ángeles (California), Hotel Intercontinental, 13 de junio 2022.- EL PRESIDENTE: Muchas gracias, Sr. Embajador. Muchísimas gracias a todos. Por favor, tomen asiento.

Solo llevo un año y medio en el cargo, pero cada vez que entro en una sala y todos se ponen de pie, tengo la impresión de que hay un incendio u ocurre algo. (Risas). Aviso a la prensa que fue una broma. (Risas). Una broma.

Bien, es muy grato estar con ustedes esta mañana. Lo digo en serio. Quisiera agradecer a la Cámara de Comercio por reunir a este grupo de líderes empresariales de toda la región.

Y todos nosotros estamos aquí, en Los Ángeles, por una sencilla razón: porque creemos en el asombroso potencial económico de las Américas. Yo ciertamente creo en ese potencial. Todos creemos en él. Quiero decir, considero… que el potencial es ilimitado.

La región desborda de esta energía dinámica: emprendedores que están preparados para dar el paso, innovadores que cambiarán la forma en la que pensamos y hacemos las cosas, y jóvenes destinados a hacer suyo el futuro.

Todos… la prensa suele preguntarme por qué soy tan optimista con la realidad. Miren a todos estos jóvenes. Han tenido la mejor educación. Son los más generosos. Son las personas que más han hecho, están dispuestos a colaborar de manera voluntaria y están entre las personas menos prejuiciosas del mundo. Es una nueva generación. Y fundamentalmente, esto me llena de un enorme optimismo. Lo digo sinceramente.

Tenemos todo lo que necesitamos aquí en el Hemisferio Occidental, no solo para encaminarnos hacia un futuro más próspero, seguro y democrático, sino que además contamos con la capacidad para lograrlo. Todos ustedes son esenciales para asegurarnos de llegar a ese lugar que tenemos que alcanzar.

Como saben, el sector privado es capaz de movilizar rápidamente amplios volúmenes de capital de inversión que se necesitarán para desencadenar el inmenso potencial de crecimiento en este hemisferio y en la región.

Y cuando combinamos la agilidad del sector privado con la capacidad del gobierno para dirigir la actividad económica hacia retos específicos, para contribuir a mitigar riesgos, para proteger frente a prácticas desleales y para crear una demanda previsible, creo que podemos entregar mejoras reales a la vida de las personas. Realmente lo creo así.

Saben, mi esposa a menudo me recuerda que yo tenía un médico, hace mucho tiempo, que cuando tuve un aneurisma, insistía con la pregunta “¿es algo congénito o es ambiental?”. Y yo le respondía “No me interesa. Solo hagamos lo que haya que hacer”. Y él me dijo: “¿Sabe cuál es su problema, senador?”. Le contesté “No”. Y entonces me dijo: “Usted tiene optimismo congénito”. (Risas). Pero es cierto. Soy estadounidense, y eso es tener optimismo congénito. (Aplausos).

Y miren, realmente lo pienso así. Podemos conseguir todo aquello que nos propongamos.

Empleos que paguen buenos salarios y respeten los derechos de los trabajadores.

Comunidades que se generen en torno a inversiones. Familias que pueden vislumbrar un futuro de oportunidades con solo… como solía decir mi padre, “con solo darles un poco de holgura”. Un poco de respiro.

Cuando eso ocurre, todos prosperan, incluidos todos ustedes. Todos ustedes. Sin embargo, opino que para lograr esto, debemos actualizar nuestra fórmula para el crecimiento económico. Considero que es tiempo de poner punto final a la economía del derrame. Porque no funciona. Hace que el mundo sea cada vez más y más pequeño. No funciona. Da siempre los mismos resultados: mayor desigualdad, menor crecimiento, menos competencia y menos innovación.

En los últimos años, expusimos las debilidades de priorizar las ganancias a corto plazo y de trabajar exclusivamente para maximizar la eficiencia.

Aprendimos en carne propia lo doloroso que puede ser cuando las cadenas de suministro “justo a tiempo” se cortan o se atascan. Es una diferencia fundamental. Y todos ustedes también lo sintieron.

La pandemia de COVID-19 propició una crisis económica global de la que todavía estamos saliendo.

Y ahora, la atroz guerra y sin provocación que Putin libra en Ucrania ha creado perturbaciones económicas que afectan al mundo entero. No es una exageración.

Estos no serán los únicos obstáculos que tendremos que superar. El cambio climático está aumentando cada vez más el ritmo y la intensidad de los desastres naturales. Al irme de aquí, en mi camino de regreso al este, voy a hacer una escala en Nuevo México. Han sufrido un impacto muy considerable en su medioambiente recientemente.

El aumento de la desigualdad y la inseguridad alimentaria en todo el mundo pueden propiciar la inestabilidad política. Todos ustedes saben que es así.

Y la pregunta no es “si” enfrentamos otra pandemia, sino más bien “cuándo” la enfrentaremos y si, esta vez, vamos a estar preparados.

Cada vez más, la economía del futuro favorecerá a quienes se enfoquen en la resiliencia y la fiabilidad, quienes inviertan en la innovación en el largo plazo y fortalezcan los sistemas y las cadenas de suministro ahora, y mitiguen el impacto de futuras conmociones antes de que ocurran.

Cada uno de nosotros, todos nosotros, el gobierno y el sector privado, tiene un papel fundamental para desempeñar. Por eso estoy abocado a impulsar políticas económicas que hagan crecer a nuestra economía desde abajo hacia arriba, y desde el centro hacia el exterior, puesto que, para ser sincero, cuando así sucede, a todos les va bien y a los ricos les va muy pero muy bien. Nadie sale perjudicado. Nadie se ve perjudicado.

Por ejemplo, aquí en Estados Unidos, estamos haciendo una inversión generacional en nuestra infraestructura. Solíamos estar en la primera posición en el mundo cuando llegué al Congreso de Estados Unidos por primera vez. Ahora estamos en la posición 13 en el mundo. Trece.

No hace falta que les diga a los empresarios qué quiere decir eso en términos de crecimiento económico. Pero estamos remediando esa situación. Y va a ser en beneficio de toda la región.

Con apoyo bipartidista, estamos invirtiendo 1,2 billones de dólares para actualizar nuestra infraestructura y reparar caminos, puentes, puertos y aeropuertos en todo el país.

Esos esfuerzos van a ayudarnos a llevar artículos al mercado con mayor rapidez, al tiempo que se crean puestos de trabajo bien remunerados y sindicalizados. Sé que a muchos de ustedes no les agrada que diga “sindicato”, pero hablamos de trabajos con protección sindical que sostienen a las familias trabajadoras, porque eso es lo que está ocurriendo.

Todos se benefician. Cuando eso sucede, todos ganan.

Y el retorno que obtengamos de nuestra inversión va a fortalecer la competitividad estadounidense durante el siglo XXI.

Este es el mismo enfoque que estamos adoptando en la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas.

Muchos de los países en nuestra región reúnen las condiciones de países de ingresos medianos, pero eso no elimina las dificultades estructurales persistentes ni la profunda desigualdad. “Ingresos medianos” significa que no se obtienen los beneficios que existen cuando hay muchas oportunidades.

Pero podemos cambiar eso y ayudar a los gobiernos a que la vida sea mejor, más fácil y más justa para sus pueblos, empleando a las instituciones financieras multinacionales del hemisferio para modernizar y movilizar mayores niveles de inversión privada y crear puestos de trabajo bien remunerados.

Sé que ustedes tienen que lidiar con obstáculos muy concretos. Por eso nos interesa trabajar con ustedes para generar mayor igualdad de condiciones.

Como lo señalé anoche, Estados Unidos está dispuesto a aportar nuevo capital a la rama del Banco Interamericano de Desarrollo que otorga préstamos al sector privado, “BID Invest”, con el objeto de catalizar el flujo de capitales privados hacia la región, y particularmente apoyar a las empresas emergentes, la conectividad digital y las energías renovables, y la salud.

Por ejemplo, necesitamos que sea más sencillo para los países de América Latina y el Caribe desarrollar su infraestructura 5G sin tener que elegir entre invertir en su futuro digital o en la estructura de energía renovable, sino que puedan hacer ambas cosas.

Necesitamos liberar el financiamiento para que sea posible hacer las dos cosas simultáneamente. Queremos cerciorarnos de que nuestros vecinos más cercanos puedan elegir verdaderamente entre el desarrollo supeditado a la trampa del endeudamiento, que cada vez es más común en la región, y un enfoque transparente y de calidad con respecto a infraestructura e inversión que genere beneficios duraderos para los trabajadores y sus familias.

Al trabajar a través de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos en la reducción de riesgos relacionados con este tipo de inversiones, apoyar reformas en materia de políticas que mejoren el clima de inversión en los países, perdón, la inversión en materia climática en estos países y generar condiciones más equitativas, vamos a abrir nuevas áreas para los inversores del sector privado que no solo resultan viables desde el punto de vista económico, sino que además son sumamente atractivas.

Como bien saben, durante esta cumbre, los gobiernos se reúnen para asumir compromisos concretos y sustanciales en una variedad de cuestiones que son fundamentales para lograr crecimiento sostenible y equitativo en toda la región, y que incluyen:

Llevar las cadenas de suministro a puntos más próximos a nuestros países.

Fomentar la innovación y desarrollar un marco común para nuestro futuro digital.

Dar mayor impulso a nuestras acciones contra el cambio climático y acelerar nuestra transición hacia las energías limpias.

Fortalecer los sistemas sanitarios y la seguridad alimentaria en el Hemisferio Occidental.

Gestionar la migración segura y ordenada y la responsabilidad común a través de acciones innovadoras y coordinadas que protejan nuestras fronteras y estabilicen a las poblaciones migrantes, y al mismo tiempo, aprovechen la oportunidad común de lograr el crecimiento económico.

El desafío que les planteo a todos ustedes es el siguiente: si dan un paso adelante y asumen un papel mayor en la promoción del crecimiento inclusivo, sostenible y equitativo en el siglo XXI, van a suceder muchas cosas. ¿Qué más podrían hacer para ser partícipes de estas cuestiones que son definitorias para nuestro futuro? No les propongo que sea un favor hacia mí ni hacia ningún otro líder gubernamental, sino que lo hagan por su propio y enorme interés económico.

Si hacen las inversiones necesarias para generar cadenas de suministro más seguras y resilientes, esto en última instancia va a reducir sus costos, los hará más competitivos y mejorará sustancialmente sus resultados finales.

John Kerry va a hablarles sobre las oportunidades para la innovación del sector privado y los nuevos mercados que serán críticos para alcanzar nuestros objetivos en materia climática.

Ayer, la vicepresidenta Harris se refirió a los 3.200 millones de dólares movilizados por nuestro Llamado a la Acción en América Central, incluidas varias compañías presentes en esta sala, para llevar oportunidades económicas de calidad a la región.

Estamos ampliando el programa Fuerza de 100.000 en las Américas, que se enfoca en oportunidades para los jóvenes en los campos del clima y CTIM, particularmente en América Central y el Caribe.

Los insto a que nos apoyen con fondos de equiparación, tal como lo hicieron cuando lanzamos el programa hace 10 años.

Hay muchos más ejemplos, pero quisiera concluir con lo siguiente: nos encontramos en un punto de inflexión. Sé que se cansaron de escucharme decirlo cuando competía por la presidencia, y que lo repito cada día. Estamos en un punto de inflexión. En los próximos 10 años habrá más cambios de los que hubo en los últimos 30 años en el mundo.

Las decisiones que tomemos hoy van a tener vastas consecuencias en nuestro futuro. Van a durar hasta bien superada la mitad de siglo. Y los líderes empresariales… todos ven hacia dónde apuntan las tendencias con tanta claridad como yo.

Nuestro desafío será moldear los resultados para que el futuro refleje los valores democráticos de nuestra región, una economía en la que queramos vivir y trabajar y que asegure una igualdad de condiciones para nuestros trabajadores y nuestras empresas.

Al transitar este punto de inflexión, los líderes, las empresas y aquellos que reaccionen primero serán las personas que van a liderar este cambio para el futuro, a diferencia de quienes se queden al margen, mirando pasivamente al pasado.

Ninguno de nosotros podrá hacer realidad nuestra ambición para la región por sí solo.

Propongo que usemos esta cumbre para abordar los obstáculos al crecimiento, para unirnos en torno a nuevas ideas y nuevas oportunidades que nos permitan afrontar los mayores desafíos de nuestra región y superarlos, y para que todos nosotros… todos nosotros podamos prosperar.

Creo realmente que no hay nada que no podamos hacer. Y pienso que estamos preparados.

Voy a concluir con algo que voy a decir un poco más tarde durante la sesión general: no veo razón por la cual el Hemisferio Occidental, en los próximos diez años, no se transforme en el hemisferio más democrático del mundo, en la región más democrática del mundo entero. Tenemos todo. Tenemos a la gente. Tenemos los recursos. Y tenemos más democracias en este hemisferio que en cualquier otro.

Es mucho lo que podemos hacer, pero gran parte tiene que ver con lo que está al alcance de las empresas privadas. Todos ustedes… están a la delantera con respecto a ideas y oportunidades inmensas.

Quisiera agradecer a todos, y tengo grandes expectativas de trabajar con ustedes.

Cada vez que me iba después de visitar a mi abuelo Finnegan en su casa, el me gritaba “Joey, no pierdas la fe”. Y mi abuela añadía: “No, Joey, difúndela. Difunde la fe”. (Risas).

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