¿Cómo es la participación de mujeres en energía renovable en América Latina?

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La mayoría de los países de América Latina, siguiendo tendencias mundiales, se esfuerzan para participar de procesos de transición energética cuyo objetivo reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI). A nivel mundial, se espera que el sector energético genere 122 millones de empleos para el año 2050, de los cuales 43 millones serán creados en energías renovables[1]. Esto no solo implica una transformación del mercado laboral en el sector energético y la mitigación de los efectos del cambio climático, sino también una oportunidad para aumentar el equilibrio de género en el sector.

Históricamente, la participación de las mujeres en el sector energético ha sido inferior a la en comparación con otras industrias, y varía ampliamente entre los subsectores energéticos y países. A pesar de representar 48% de la fuerza laboral mundial, las mujeres solo representan 22% de la fuerza laboral en el sector del petróleo y el gas, y 32% en el caso de empleos existentes en energías renovables[2].

En 2022, tomamos una “foto” del sector energético de América Latina. Encontramos que solo 24% de quienes lo conforman son mujeres.

Desde el BID, nos dimos la tarea de complementar la escasa información existente sobre participación de mujeres en el sector eléctrico en América Latina. A través de un estudio de 102 empresas generadoras de energía renovable de seis países de la región Bolivia, Chile, Costa Rica, Panamá, México y Uruguay), descubrimos que:

  • Las mujeres representan 36% de los empleados STEM, 39% de los empleados no STEM y el 48% de los empleados no calificados de las empresas de generación renovable encuestadas.
  • Con respecto al papel de la mujer en los roles de toma de decisiones dentro de las empresas de energía, existen amplias brechas de género en los puestos ejecutivos y gerenciales.
  • Solo 24% de los puestos directivos en juntas directivas les pertenecen a mujeres, mientras que estas solo ocupan 22% de cargos gerenciales en empresas de este subsector. Además, 68% de las empresas encuestadas no contaba con una política de género.
    • Los cargos directivos y de toma de decisiones siguen siendo ocupados predominantemente por hombres, lo que evidencia la existencia de amplias brechas de género en los puestos ejecutivos y gerenciales. Esta data complementa estudios previos que demuestran que muchas de las mujeres que llegan a tener altos cargos dentro de sus organizaciones tienden a liderar áreas de servicios de apoyo (recursos humanos, administración y finanzas, entre otras) y no áreas estratégicas (operaciones, investigación y desarrollo), en parte a causa de la segregación educativa tradicional y los estereotipos sociales asignados a los roles de género (BID, 2018).
  • Los resultados sugieren que las empresas de energía renovable están incrementando la contratación de mujeres en la generación de energía.  Sin embargo, en la muestra analizada, la participación de las mujeres en las energías renovables sigue siendo inferior a la media del sector.
  • Las empresas de generación de energía renovable con mayor eficiencia relativa en la relación capital-trabajo son aquellas en las que hay una mayor participación de mujeres.

La transición verde en sí misma no genera cambios cualitativos en el mercado laboral para aumentar la participación de mujeres.

La transición a fuentes de energía renovables y la creación de puestos de trabajo asociados no es suficiente para acabar con la brecha de género en cuanto a participación de mujeres en la fuerza laboral. Para ello, se requiere implementar políticas integrales que vayan desde la educación formal hasta la desconstrucción de imaginarios y estereotipos de género, así como políticas sectoriales para las cuestiones prácticas del día-a-día de las mujeres.

Necesitamos resolver esta problemática complementando el cambio tecnológico con políticas de inclusión activa  en las empresas del sector, a través de, al menos las siguientes acciones:

  1. Crear políticas que incentiven a las niñas y adolescentes a estudiar carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología (STEM) para reducir las brechas de mujeres profesionales en estas áreas.
  2. Generar conocimiento a través de la recopilación y el intercambio sistemáticos de datos sobre el género en materia de fuerza laboral en el sector de energía.
  3. Promover el intercambio de buenas prácticas entre diferentes sectores para el desarrollo de políticas y programas que no solo impulsen las carreras de más mujeres en energía, sino que también aseguren su permanencia en el sector a partir de entornos compatibles con sus necesidades.

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