El potencial financiero de las PYMES en América Latina y el Caribe

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PYMES en América Latina, oportunidades para aumentar la productividad

Más del 99% de las compañías en América Latina son pequeñas o medianas empresas (o PYMES, con 1 a 200 empleados), las cuales suman más de 11 millones de emprendimientos en los cinco mayores mercados hispanoparlantes de la región: Argentina, Chile, Colombia, México y Perú.

Las PYMES son responsables de más del 50% del empleo en América Latina y de un cuarto de su PIB. Estos ecosistemas de PYMES son la demostración de una amplia variedad de estructuras operativas que incluyen compañías medianas bien organizadas (100-200 empleados), pequeños negocios establecidos (10-99 empleados) y microempresas (0-9 empleados). Si bien algunas de estas PYMES son bastante sofisticadas, muchas son vulnerables a los riesgos asociados a una mala planificación estratégica, falta de acceso al financiamiento y un aumento de la competencia de firmas más grandes y sofisticadas.

Además de las PYMES, el número de “Trabajadores Independientes”, que incluye a los Freelancers, Empresarios individuales y Profesionales autónomos, ha aumentado constantemente en América Latina impulsado por factores tecnológicos, culturales y económicos. Según algunas estimaciones, al menos la mitad de estos Trabajadores Independientes no cumple los requerimientos tributarios y previsionales locales. La combinación entre el aumento del interés gubernamental en regularizar la situación de los Freelancers junto a las nuevas soluciones de gestión empresarial basadas en la nube que apuntan a Trabajadores Independientes debería producir condiciones más transparentes para dichos profesionales.

Aun hoy, muchas PYMES operan informalmente fuera de los marcos tributarios y legales intraestatales. Sin embargo, el paisaje de las PYMES en América Latina evoluciona rápidamente a medida que los gobiernos implementan requerimientos digitales más efectivos para pequeños negocios, mientras los proveedores de software basados en la nube ofrecen claras ofertas de valor para la adopción de tecnologías.

Con frecuencia se ha considerado la capacidad empresarial en América Latina como un mero medio de subsistencia y las empresas familiares, por lo general, carecen de un plan estratégico de negocios. Por tanto, las tasas de fracaso para emprendimientos comerciales son altas. En general, las PYMES se ven afectadas por la planificación deficiente y la mala gestión, la falta de virtudes tales como la predecibilidad de generación de ingresos, la visibilidad de niveles de inventario y la supervisión de los ciclos de capital de trabajo. Combinado, esto puede terminar en restricciones del flujo de efectivo y márgenes estrechos.

América Latina padece crónicamente de baja productividad, lo cual se refleja aún más entre las PYMES. La empresa consultora McKinsey informa que casi el 50% de las horas laborales se puede automatizar invirtiendo en nuevas tecnologías. Un informe de la CEPAL reveló que la productividad de las PYMES en América Latina alcanza el 40% de las grandes empresas, en comparación con el 70% obtenido por las PYMES en países de la OCDE. Claramente, las condiciones están dadas para impulsar la productividad de las PYMES en América Latina, un paso fundamental para mejorar el crecimiento económico general en la región.

Millones de PYMES y Trabajadores Independientes en Países Seleccionados de América Latina

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El acceso a la tecnología como catalizador de la productividad

Debido a sus procesos informales y falta de documentación, las instituciones financieras consideran solvente sólo al 50% de las PYMES. Más aun, es poco común que las PYMES en América Latina facturen el 100% de sus ventas. Un alto porcentaje de transacciones de entrada y salida no se documentan debidamente. Estos factores impiden el acceso a un financiamiento rentable para capitalizar operaciones lucrativas.

Las herramientas de gestión empresarial, administrativas y financieras disponibles para las PYMES en América Latina, por lo general, son poco idóneas para las necesidades de los emprendedores latinoamericanos. La mayor parte del software de contabilidad, de plataformas CRM y de otros sistemas ERP está diseñada para corporaciones, estos programas se encuentran sobredimensionados y son demasiado complejos para pequeñas empresas y, en la mayoría de los casos, dichas herramientas tienen un precio prohibitivo. Se ha ahondado poco en el mercado de las aplicaciones de software de contabilidad, facturación y administración para PYMES debido a la deficiente adaptabilidad del producto al mercado.

Con mayor urgencia, las tecnologías basadas en la nube y plataformas SaaS pueden ayudar a las PYMES a reducir costos mediante el establecimiento de estados financieros más transparentes, en los cuales se registre debidamente las ventas, los gastos, el inventario, los proveedores, los impuestos y la planilla de sueldos. Estas herramientas posibilitan el ahorro de tiempo, permitiendo a los empleados completar rápidamente las tareas administrativas y concentrarse en actividades más rentables.

Las ventajas tecnológicas en América Latina obligarán a las PYMES a evolucionar o perecer. Los emprendedores más astutos aprovecharán la tecnología para impulsar la productividad mediante la reducción de costos, la mejora del rendimiento y el aumento de las ventas para competir contra organizaciones más grandes.

El papel del gobierno en la digitalización de las PYMES

El Banco Mundial indica que, en los mercados principales de la región, en promedio un 61% de los empleados en América Latina trabaja informalmente, cifra que va desde un 30% en Chile a un 72% en Perú.  Los altos niveles de informalidad frecuentemente se deben a un entorno comercial excesivamente complejo y a agobiantes impuestos salariales y otras retenciones fiscales.

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Una encuesta del Banco Mundial sobre las PYMES arrojó que el 31% de las pequeñas y medianas empresas en América Latina considera que la carga de la declaración de impuestos es un importante obstáculo para hacer negocios fructíferos en sus mercados. Muchas PYMES aún operan de manera completamente informal o parcialmente informal, tergiversando sus ingresos y evitando el cumplimiento de las regulaciones tributarias. Todavía en la región, el uso masificado de dinero en efectivo para transacciones tipo B2C y B2B exacerba y perpetúa la informalidad.

Los gobiernos comprenden que una gran parte de la economía y el empleo dependen de las PYMES. Sin embargo, sus regulaciones e incentivos se concentran principalmente en organizaciones más grandes que son más fáciles de monitorear. Como un alejamiento relativamente reciente de esta práctica, algunos países están viendo oportunidades de aumentar el cobro de impuestos requiriendo a las PYMES la emisión de facturas electrónicas. Otras iniciativas gubernamentales incluyen la automatización de procesos tradicionalmente manuales tales como la firma de documentos y el llenado de declaraciones de impuestos. Esta iniciativa regulatoria tiene por fin último la promoción de una economía más formal, la reducción del fraude y el aumento de la recaudación de impuestos.

Los gobiernos en mercados donde la informalidad es particularmente alta han sido los más raudos en aprobar estatutos de facturación electrónica. Entre los ejemplos se incluye:

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El aumento de la competitividad puede promover el cambio

“Los pequeños empresarios generalmente tienen una formación de fabricantes o comerciantes. Estas habilidades son esenciales para que prospere el negocio, aunque una falta de conocimiento financiero o administrativo puede hacer fracasar hasta las mejores ideas”, señala Marcos Mahave Cáceres, Gerente General de Nubox, la cual entrega software en la nube de contabilidad, facturación electrónica y remuneraciones a PYMES en Chile, Colombia y Argentina. La mezcla de gastos personales, la mantención de registros a lápiz y papel y las prácticas negligentes respecto del manejo de efectivo son prácticas comunes que impiden a las PYMES alcanzar su mayor potencial de crecimiento.

Según la IDC, se pronostica que el gasto en tecnologías de la información de las PYMES a nivel mundial crecerá un 4,5% hasta alcanzar los US$568 mil millones en 2018. Una parte desproporcionadamente pequeña (<10%) de esto corresponde a América Latina. Sin embargo, la región muestra el más rápido crecimiento en el gasto en tecnologías de la información para PYMES a nivel mundial, un 6,3% de TCAC para el año 2022. Las PYMES en mercados más desarrollados se concentran en el crecimiento empresarial, el cual requiere control y transparencia operativa y financiera. En cambio, hasta ahora, cualquier evolución dentro de las PYMES de América Latina ha sido impulsada por las obligaciones regulatorias. Los pequeños empresarios han sido reactivos en vez de proactivos. Al avanzar, los emprendedores necesitan en cambio herramientas que les ayuden a aumentar la visibilidad de sus operaciones y tomar decisiones estratégicas para hacer crecer sus negocios.

Es de esperarse, ya que más empresas de SaaS rentables comienzan a prestar servicios a las PYMES en América Latina que el escenario cambie. Los proveedores de tecnología financiera basados en la nube que ofrecen subscripciones mensuales asequibles comienzan a ganar terreno en muchos países de América Latina. La simplicidad y la facilidad de uso son fundamentales para estas soluciones, ya que la mayoría de los microempresarios tienen poco conocimiento financiero o técnico específico. Los proveedores de software instalado tales como Oracle, SAP y otras soluciones ERP complejas son poco idóneas para asistir a este segmento.

En el entorno actual cada vez más competitivo, las pequeñas empresas que no adoptan nuevas tecnologías encontrarán dificultades para evolucionar. La generación de finanzas corporativas claras puede ayudar a los empresarios a prever flujos de caja y, por consiguiente, a planificar inversiones productivas. El acceso al crédito tiende a ser más fácil y barato para empresas que cumplen los requerimientos regulatorios y que emiten estados financieros precisos. Los emprendimientos que emitan facturas electrónicas y otras herramientas automatizadas ahorrarán costos, tendrán mayor facilidad para hacer negocios y contarán con más tiempo para dedicar a actividades generadoras de ingresos. Este es un mensaje que deben escuchar las PYMES de la región y que deberían capitalizar los proveedores de SaaS para Pequeñas Empresas.